Como comentamos en
un artículo anterior, trabajamos en una asignatura denominada “Proyectos I” que
tiene fines principalmente prácticos, pero desde una base teórica sencilla: “el
docente es el agente coadyuvante del agente principal de la educación que es el
estudiante”. Ya en el siglo XIII Sto Tomás de Aquino postulaba este criterio
fundamental que aún hoy en día es central para establecer procesos formativos,
con un enfoque claramente “desarrollador de la persona” en contraposición con
algunas actitudes que asumimos los docentes de centrar lo que hacemos sólo en “dictar
un temario” o “fortalecer los logros partiendo desde nuestros intereses”.
¿Qué hemos
modificado con las diferentes experiencias de los últimos años?. Estructuramos
una serie de proyectos en el año que durante la cursada en grupos de alumnos
(que varían en cada caso), realizando en cada unidad siguiente:
a) Los estudiantes
asumen un objetivo y desafío que deben resolver, planificando las tareas
principales (que); en qué fechas (cuando); con una organización (cómo); con
recursos (con que) y en un lugar previsto (donde). Ellos toman las decisiones
al planificar y prever todo.
b) La estructura del
plan debe servirles para lograr el objetivo propuesto, por lo que lo utilizan
para hacer el contralor de tiempos y avances de cada tarea.
c) Desde la cátedra
provocamos cambios sutiles que generen exigencias en cada equipo para trabajar
algunas habilidades necesarias, por ejemplo la flexibilidad; al modificarles a
todos las fechas de entrega.
d) Cada equipo
presenta el proyecto (en diferentes momentos durante tres semanas) para ser
aprobado por la cátedra; pero incorporamos un aspecto diferencial: todos
comparten sus proyectos y experiencias con el resto de los grupos, en cada
etapa. Instalamos el concepto de colaborar por encima del competir, para
multiplicar aprendizajes.
e) La evaluación se
realiza sobre el proceso (el plan previsto y el plan realizado) detectando
ellos qué aspectos no fueron considerados, en base a parámetros previstos y
acordados.
f) Los productos
presentados y/o implementados, se presentan a todos en una sesión de Defensa y
Reflexión sobre lo realizado en equipo.
Durante el trabajo
en el aula (con 3 hs cátedras por semana) los alumnos han de estructurar,
diseñar y generar sus proyectos con los recursos previstos en la sala de
informática; con los recursos TICs previstos en el proyecto inicial, pero también
han de mantener coordinadas las tareas fuera de clase para poder lograr avances
significativos que en los tiempos previsto, no se pueden alcanzar.
Para que este
proceso de aprendizaje en equipo, colaborativo e innovador tenga continuidad,
incorporamos a través de Facebook, un grupo cerrado en el que se vuelcan las
preguntas; las soluciones; las herramientas y especialmente el material teórico
para consultar/investigar.
¿Cuál fue la
innovación de este proceso formativo? Sencillamente dejar en manos de los
estudiantes la responsabilidad de elaborar y generar la estructura de los
proyectos; aplicar las TICs previstas y lo que mas destacan ellos (tanto
negativa como positivamente) y especialmente crear un marco de autonomía para
tomar decisiones.
¿Qué papel juagamos
como docentes? Como el enfoque es centrar el proceso educativo en los
estudiantes, ellos son los que ponen en práctica sus criterios.
Y ¿cuál es nuestro
papel, nuestra tarea profesional?: orientar y advertir cuando los procesos que
están elaborando tienen el riesgo de fracasar o demorar sus entregas, llevarlos
a reflexionar y tomar decisiones; buscar el conocimiento en los lugares donde
está disponible (cuando sabemos que está en la web u otros docentes).
Pero tal vez el
punto central es proporcionarles “criterios de reflexión” o “contemplación” del
problema. Las TICs u otros recursos los comienzan a aplicar cuando el grupo ha
trabajado lo suficiente para entender y acordar internamente “qué puede y
quieren hacer”. Ellos así empiezan a “pensar” y luego de actuar son los
primeros en poseer una idea acabada de “qué lograron” para resolver aquél
problema presentado al principio de la unidad.
Sin duda, es
gratificante encontrar procesos innovadores que nos permiten compartir con
otros conocimientos, casi en tiempo real a través de las TICs, pero
especialmente a través de una capacidad reflexiva de ellos como personas,
tratando de “hacer Bien el Bien”.
Sus logros muestran
los avances, pero lo muestran mas aún, sus proyectos presentados ante sus
compañeros, que provocan aprobación y aprendizaje. Con el tiempo, son los
primeros en innovar lo propuesto como innovación. ¿Qué mas nos puede
gratificar?